
Cómo crear el mejor sustrato para tu cultivo de cannabis
La clave para crecer plantas grandes y saludables es un suelo rico en nitrógeno, fósforo y potasio entre otros nutrientes esenciales.

La tierra que se vende en la tienda sirve para cultivar marihuana, pero solo hasta cierto punto. Para obtener el mejor cannabis casero, es recomendable preparar un sustrato propio. a continuación algunas instrucciones para crear una super propia mezcla de suelo para el cultivo de cannabis.
El suelo desempeña dos funciones clave en el proceso del cultivo. En primer lugar, ejerce fuerza sobre las plantas, arraigándolas y protegiéndolas contra el viento. En segundo lugar, y más importante, sirve como medio de transporte de agua y nutrientes para las raíces.
Para entender mejor el suelo y cómo utilizar una mezcla casera para fertilizar y alimentar las plantas de marihuana, primero hay que conocer los nutrientes básicos que necesitan para sobrevivir y crecer.
Además de agua, el cannabis necesita tres nutrientes básicos o _macronutrientes_: nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K). Los fertilizantes convencionales manejan diferentes concentraciones de estos nutrientes diseñados para utilizarse en las distintas fases del ciclo de vida de la planta.
CÓMO PREPARAR TU PROPIA MEZCLA DE SÚPER SUSTRATO
Crear tu propio súper suelo puede parecer difícil, pero no lo es. En realidad, es bastante sencillo; se empieza con un poco de tierra orgánica de calidad y se enriquece con ingredientes naturales.
Cuando llegue el momento de sembrar tus semillas, tendrás un medio de cultivo que proporcionará a tus plantas todo lo que necesitan para producir unos cogollos preciosos y muy aromáticos.
Es muy importante escoger un suelo base adecuado para tus plantas de cannabis. Recuerda: a la marihuana le gustan los suelos bien aireados, permeables y ligeramente ácidos (lo ideal es un pH de 6-6,8). Si es posible, opta por un suelo orgánico que contenga ingredientes naturales, como humus de lombriz, compost, fibra de coco, arena, etc. Aunque estos suelos suelen ser más caros, influirán de forma positiva en la salud de tus plantas y la calidad y el tamaño de la cosecha.
La cantidad “correcta” de cada ingrediente que utilices dependerá de la calidad del suelo base y de cuánto tiempo quede antes de sembrar. Si es posible, prepara el suelo con al menos seis meses de antelación. De esta forma, podrás utilizar más ingredientes, ya que tendrán tiempo para descomponerse apropiadamente.
Cuando lo hagan, se creará un mantillo rico para tus plantas, parecido al que tendrían en la naturaleza. Este súper sustrato estará cargado de nitrógeno, fósforo y potasio, además de todos los micronutrientes que hemos mencionado.
De todas formas, este proceso lleva tiempo. El abono, por ejemplo, puede tardar desde unos meses hasta años en estar listo, algo que deberás tener en cuenta cuando planees tu cultivo. Las pieles de las frutas y verduras también tardarán meses en descomponerse.
Si quieres sembrar inmediatamente, puedes usar algunos de los ingredientes de la lista anterior, pero deberás tener cuidado, ya que correrás el riesgo de que se cree un suelo demasiado rico en nutrientes y provoque quemaduras en tus plantas. Como regla general para empezar, prueba con las siguientes proporciones:
– 4 partes de suelo base
– 1 parte de humus de lombriz
– 1 parte de fibra de coco
– 1 parte de perlita/vermiculita (para un mayor drenaje)
– 2,5-5% de guano
– 2,5% de harina de hueso y/o harina de sangre
Según explica la revista TCH, cuando se añadan micronutrientes como sales de Epson, azomite, cal o dolomita, siempre leer las instrucciones del envase, estos nutrientes son muy fuertes y podrían causar quemaduras si no se utilizan adecuadamente.
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